De Creencias a Heridas

Esta semana vamos a explorar mucho más profundamente lo que venimos trabajando  la semana pasada: el inconsciente y el contenido traumático que busca salir a la superficie.

Siempre es muy bueno recordar que somos nuestro inconsciente; profundamente en alguna parte de nuestro ser, sabemos que lo natural es estar unificados. Y que la herramienta de unificación es la observación. El acto de observar lo que nos está pasando.

Hasta este punto, hemos observado patrones de conducta y tal vez alguna creencia limitante.

El siguiente paso es observar e identificar las heridas emocionales que nos generaron y perpetúan las creencias, y que son las que nos llevan a repetir patrones.

En los últimos años se ha puesto de moda el libro de Sana tus Heridas de Lise Bourbeau, más conocidas como Heridas del Alma o Heridas Emocionales.

El trabajo de Bourbeau es una especia de selección de ciertas partes o una simplificación de las teorías del Dr. Willhelm Reich que veremos en el siguiente post.

Sin embargo, me gusta porque es bastante conocida y su acercamiento a las Heridas es claro y directo.

En pocas palabras, podemos decir que las creencias y patrones son intentos de nuestro ser de sanar las heridas emocionales.

¿Cómo? Intentando hacernos sentir o vivir nuevamente aquello que nos ha lastimado. 

El problema es que nuestro ego se defiende mediante mecanismos inconscientes que transforman la herida original en emociones conflictivas y racionalizaciones adultas y nos desvían del intento original de sanar la herida.

Las heridas emocionales se crean en la infancia, desde el nacimiento hasta los 6-7 años aproximadamente. Todas son respuestas emocionales y lógicas a experiencias traumáticas.

Las heridas son:

- Herida de Rechazo ante “no estoy a salvo porque no soy bienvenido”

- Herida de Abandono “ya no me aman, me dejaron solo porque no soy suficiente”

- Herida de Traición o Manipulación “sólo me van a amar si hago lo que ellos quieran”

- Herida de Humillación “sólo me van a amar si me resigno a ser como ellos quieran”

- Herida de Restricción “sólo puedo ser libre si cierro mi corazón y no me entrego”

Esto es una simplificación de las heridas para ejemplificar. Las heridas son mucho más complejas que esto, y las personas no sólo tenemos 1 herida, sino todas en distintas combinaciones y proporciones.

Además tenemos que pensar en la configuración individual del karma personal, la cultura, los rasgos astrológicos, todo influye en hacer nuestras heridas únicas.

Por esto no es aconsejable catalogarnos en “mi herida es esta o aquella”. Debemos de tratar a la persona, nunca al síntoma o a la teoría. Debemos ver siempre a la persona como un todo.

Bueno, ¿qué se puede hacer como primer ejercicio para ir sintiendo las heridas y tocándolas emocionalmente?

Expresar emociones frente a un espejo.

Siente tu cuerpo y di “me duele” una y otra vez. Trayendo a tu experiencia cualquier sensación de dolor emocional o corporal.

Es como si asumes que tienes un dolor y lo expresas verbalmente. De esta forma, cualquier dolor emocional va a brotar y surgir.

Si hay algún contenido a integrarse, vas a sentir incomodidad, ansiedad, ganas de llorar o de enojarte o miedo.

Aquí es donde debes dejarte expresar  la emoción sin limitarte.

- El miedo se expresa gimiendo y gritando

- La tristeza sollozando

- El enojo gritando, gruñendo y golpeando con sonido.

- La confusión se expresa diciendo “no entiendo” o “no se”

- La vergüenza se expresa riendo a carcajadas.

Trata de permitirte expresar emociones. Sonidos. Es importante que no lo hagas en silencio. Busca un lugar apropiado, con un sillón o cama por si necesitas golpear si siempre ten cuidado de no lastimarte. Abre tu garganta para no lastimarte y quedar ronco. Expresa y siente. Percibe. Despees vuelve a expresar a ver qué sientes.

Siempre puedes volver al ejercicio inicial de “me duele” a ver qué brota. Es exploratorio, experimental. No “debe de salir” nada en específico. Tal vez algún día lo haces y no sientes  nada. Está bien.

Como siempre, hazlo varias veces hasta que vayas sintiéndolo y entendiéndolo desde el cuerpo.