Creencias: Origenes y dinámicas
Cuando logramos disociar con éxito una experiencia, la empacamos o compactamos como una especie de archivo zip en el inconsciente. Esta es una habilidad que tiene el ser y en mi opinión es algo fascinante.
Estos conjuntos de información son como una especie de video pero con sensaciones, emociones, pensamientos y toda la experiencia interna.
El caso es que toda esta información la reprimimos y la volvemos inconsciente, pero queda ahi como rondando, flotando en nuestro ser.
Y tiene un mensaje emocional, tiene una voz, tiene una energía. Puede ser miedo, enojo, tristeza, o una combinación y otras cosas. Les llamamos Complejos o heridas emocionales.
Muchas veces los complejos o heridas toman forma de una persona o una voz, por ejemplo “no llores!”. Puede ser de alguien específico como mamá o papá (aunque ellos en realidad no nos dijeran esto más que una u otra vez, pero nuestra estructura interna así lo interiorizó, como si hubiera sido verdad).
Toda es información compactada y encapsulada en el complejo se va a manifestar en la personalidad como creencias limitantes.
Voces inconscientes que te dicen “no llores”, “eres un tonto”, “es tu culpa”, etc. Que increíblemente no las escuchamos, pero creamos pensamientos como consecuencia de ellas, por ejemplo:
-No llores se puede convertir en “si me expreso, no me van a amar”
-Eres un tonto se puede convertir en “no soy suficientemente bueno”
-Es tu culpa se puede convertir en “me voy a equivocar”
Y todas estas creencias internas nos limitan a escuchar nuestra verdadera voz, nuestra intuición, a saber lo que queremos y elegir lo que nos hace bien.
Las creencias limitantes son muy tóxicas porque nos mantienen en inercia, nos impiden cambiar, crecer y transformarnos.
En el próximo blog te voy a compartir prácticas útiles que te pueden ayudar a reconocer esa voz, con el fin de poder escuchar tus creencias limitantes.
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