La crisis global, perdida del sentido y la nueva espiritualidad.
Es claro que la crisis planetaria que vivimos hoy en día nos afecta en muchísimas áreas.
Además de la crisis financiera mundial, los índices de inflación, delincuencia, crimen, colapso social, desigualdad inferior a nuestro mundo externo como también mundo interno como la mala alimentación, la dependencia cada vez mayor a fármacos, el aumento de diabetes, obesidad y enfermedades cardio-vasculares, debido al sedentarismo, burn-out, ansiedad, depresión y suicidio.
No sabemos cuál es nuestro lugar en el mundo porque hemos perdido el sentido de pertenencia a un lugar. Y esto es obvio… porque duele sentir.
Los humanos nos alejamos naturalmente de todo lo que nos produce incomodidad, dolor y confusión. Es un reflejo biológico natural y subconsciente.
El punto importante es que esta misma desconexión nos hace automáticamente desidentificarnos y desconectarnos también de nuestra experiencia interna. Nos alejamos del dolor de nuestra historia personal.
Cualquier memoria o sensación que nos pongamos en un estado de dolor, incomodidad, confusión es automáticamente reprimido y nos disociamos de esa experiencia.
Es precisamente esta desconexión lo que nos lleva a la búsqueda de reunificación , de retorno a ser completos.
Podemos entender a todos los caminos de búsqueda humanos como una reconexión, una búsqueda de significado. Sin importar cual sea el camino artístico, humanista, filosófico, espiritual.
La globalización y la nueva espiritualidad
Ahora bien, con la globalización y el acceso a la información, las reglas del juego espiritual han cambiado.
El acceso a toda la información espiritual automáticamente hizo obsoleta la figura del “maestro” o “maestra”.
Cualquiera con acceso a internet, creatividad y carisma puede hoy pasar por “maestro espiritual”, coach, o guía. No es necesario como antes ser elegido por la comunidad en base a la congruencia entre sus actos y palabra.
Lo que es peor, gente con buenas intenciones pero con ignorancia espiritual promueven caminos que pueden parecer verdaderos.
Somos responsables por desechar la visión de “estudiantes espirituales” por “buscadores independientes” o “exploradores” o “experimentadores de espiritualidad”, donde somos responsables de los peligros y desafíos que nos encontramos en el camino.
Parte de nuestra responsabilidad como buscadores es rescatar la enseñanza valiosa cuando la encontremos. Si localizamos maestros apegados a tradiciones orales vivas, o enseñanza en libros o prácticas que funcionan y dan resultados reales, nuestra responsabilidad es aprender las técnicas de la mejor forma posible y compartir las definidas.
Esta forma de practicar la aprendí de mi maestro, el Dr. Carlos de León, quien desde 1978 se ha dedicado a buscar conocimientos y tradiciones espirituales vivas y compartirlas con sus alumnos alrededor del mundo.
Como buscadores, no tenemos la fortuna de tener maestros que nos conozcan y sepan nuestro desarrollo y nuestras limitaciones y que estén al tanto de nuestro progreso espiritual.
No podemos relacionarnos al camino ni a las prácticas espirituales con una actitud infantil, esperando que una figura paterna o materna nos proteja, nos guie y nos lleve de la mano.
Hoy en nuestra búsqueda, por necesidad tenemos que ser nuestros propios examinadores, nuestra propia brújula, nuestra propia guía.
Debemos aprender a guiarnos no por nuestra mente, nuestro, ego, nuestra soberbia y vanidad sino únicamente por nuestras propias experiencias internas, por las experiencias profundas de comunión, de unificación, de muerte y transformación del ego.
Es muy importante que mantengamos la mente abierta, siempre cuestionando, siempre poniéndonos a prueba a nosotros mismos, especialmente nuestras expectativas en el camino.
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