El alma y los niveles del aura
Cuando la muerte se aproxima (o cuando sucede accidentalmente, no importa) el alma se contrae o se junta en el pecho antes de salir del cuerpo, trayendo hacia sí misma todas las “experiencias” acumuladas en esta encarnación. La gran mayoría de estas son experiencias no completadas o no asimiladas que quedan como congeladas en el cuerpo físico y energético.
Estos como paquetes de energía y consciencia contienen información fragmentada del ser, y requieren vivirse o más bien re-vivirse para integrarse en la consciencia. En tantra y yoga se les llama samskaras y en psicoterapia les llamamos complejos alienígenas o CAs. En esencia son nuestros patrones kármicos que vamos a llevar la siguiente encarnación.
El proceso de cómo los samskaras caen al cuerpo, dónde se almacenan y cómo, cuándo y por qué se activan es más complejo de lo que podemos ver ahora, pero lo vamos a ver en detalle cuando entremos al tema de kundalini y los chakras.
El alma tiene muchos niveles y estructuras, pero por ahora les voy a habar del alma espiritual. Es una capa del aura que al irse desarrollando el alma, este nivel va cambiando de frecuencia, subiendo o bajando de vibración y de coherencia de acuerdo al nivel de desarrollo de consciencia.
Todos estos cambios también los estudió e investigó Carlos en los años 80s y encontraron una escala de 13 niveles:
- Neutro.
- 6 positivos hacia “arriba”.
- 6 negativos hacia “abajo”.
Cada nivel positivo tiene una contraparte negativa que representa la sombra o el aspecto inconsciente que se debe integrar (es decir, vivir, sentir y aceptar) para poder dar el paso al siguiente nivel hacia arriba.
Estos cambios o niveles pueden darse hacia arriba (color blanco) si la persona toma un camino del bien, creciendo en Amor y en Gracia o hacia abajo (color negro) si toma un camino del mal, creciendo en poder y en controlar a los demás. Lo que llamamos camino Blanco o Iluminatorio y camino Negro o Satanismo.
Cuando un alma encarna y comienza su camino, su color es verde o anaranjado, dependiendo de su tendencia inherente a tener (verde) o a hacer (anaranjado). Este nivel lo denominamos nivel cero e indica un nivel básico de apertura a la vida, al aprendizaje, al cambio.
Si la persona crece en armonía, aprende y logra encontrar una identidad sin apego ni auto-importancia, su aura espiritual se va aclarando hasta que el verde cambia a azul y el naranja a amarillo oscuro. Estos colores hablan de una búsqueda de desarrollo respecto a los demás; quienes tienen estos colores, buscan amar a otros. Los amarillos son intuitivos, artísticos y los azules más racionales y científicos. Este es el nivel uno y se observa un incremento en la inteligencia. No es raro que estas personas resalten y estén comprometidas con el bien en el mundo.
Si continúan evolucionando y progresando se llega al nivel dos, donde los colores son los mismos pero se aclaran. Aquí la persona alcanza posiciones de liderazgo social y tiene capacidad y poder de generar reglas y cambios sociales.
A partir de aquí para poder seguir evolucionando es necesario no apegarse a lo que se ha logrado, por lo que no es fácil ni común encontrar muchas almas mas allá de este punto.
Si sigue evolucionando, el alma cambia a un color crema oscuro y a un azul hielo también oscuro. Además aparecen otras dos posibilidades: rosa y violeta oscuros. Este nivel implica una identidad más transpersonal con la naturaleza y el cosmos. El crema es el camino del artista, el hielo el del científico, el rosa el camino de la compasión y el violeta del místico.
Este es el nivel tres, que implica contacto con otras realidades y capacidad de percibir una realidad más espiritual. Normalmente implica un cierto grado de rompimiento con la sociedad.
Si estos colores se aclaran, pasamos al nivel cuatro que implica un nivel de mayor armonía entre lo físico y lo espiritual, entre lo mundano y lo mágico. Las personas de este nivel sobresalen como guías y maestros espirituales sumamente comprometidos con el cambio del mundo y en compartir un amor cósmico.
Si el desarrollo continúa más a pesar de la dificultad que implica pues ahora el apego es hacia el amor cósmico y la soberbia es a ese ego espiritual, las auras cambian a un sólo color: blanco oscuro. Este es el nivel comprometido con la búsqueda de identidad de Dios. Este es el nivel cinco.
En este nivel la persona puede o no estar involucrado socialmente y si lo está, es reconocido como un gran maestro espiritual; como un hombre o mujer de conocimiento. Este es el penúltimo nivel. Puede desarrollarse aun más hasta llegar a un nivel blanco muy claro y puro, el seis. Este es el final del desarrollo espiritual como humano, donde encontramos a los verdaderos gurús, que además de compartir verdades espirituales, logran ser un canal vivo de Gracia para la salvación de los demás.
El problema es que en vez de ascender, las personas tendemos a descender. Esto es lo más normal. Las auras se oscurecen. El nivel menos uno es verde y naranja oscuro es la toxicidad normal: vivir bajo rutinas, dogmas, miedos, conformismo e ignorancia. Esta es la verdadera pandemia: una especie de plaga emocional (parafraseando a Willhelm Reich) que nos azota como humanidad.
Los niveles negativos o menos dos, tres, cuatro, cinco y seis son correspondencias negativas de los niveles positivos.
En el menos dos encontramos colores morado y café claros en personas corruptas que aprenden a controlar y manipular a los demás por medio del miedo y la amenaza.
En el siguiente nivel, menos tres, los colores morado y café se tornan oscuros. Aquí encontramos a personas que tienden a volverse psicóticos. Encontramos estos colores en torturadores, bandas criminales, algunos puestos políticos.
Si hay insistencia en ir más hacia la oscuridad, las almas siguen cambiando a colores rojo y gris en todos sus tonos en el nivel menos cuatro. Aquí es cuando las personas eligen el mal como camino conscientemente. Personas que buscan su liberación a través de la magia negra o satanismo.
Los niveles menos cinco y menos seis son interesantes porque para una persona normal, es imposible identificar si una persona es más o menos cinco y seis. Los menos 5 y menos 6 pueden aparentar compasión, dulzura y sabiduría, pero llevar a sus alumnos o discípulos a un camino de cada vez más control y manipulación.
Algo importante es entender que es fácil extrapolarse de un mas dos, tres, cuatro o cinco a sus polaridades negativas. Si caemos en el apego, la auto-importancia, vanidad o soberbia, podemos dar un “pendulazo” y perdernos en esos niveles de negatividad. Lo mismo es posible a la inversa, como sucedió con el gran santo tibetano Milarepa, que fuera un gran mano negro que se reivindicó con la gracia de su guru Marpa.
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