Espacio entre pensamientos
Esta práctica es bueno hacerla después de la anterior, pero en realidad se puede hacer en cualquier momento. No es necesario estar en un setting formal de meditación. Esto me gusta porque la hace muy versátil.
Aunque parece más sencilla que la anterior, es un poco más avanzada porque requiere más presencia, más atención.
Esta práctica es poner atención tranquila, no atención tensa o forzada en nuestros pensamientos. No tanto en su contenido o en el “de qué se tratan” sino en el flujo de pensamientos. El cómo viene uno tras otro. Mas como su organización, su flujo.
Y lo que vas a observar sin fijar, sin tensar la observación es el espacio entre uno y otro. Poco a poco respirando natural, por la nariz, suavemente. Vas a notar que el espacio entre pensamientos comienza a hacerse más grande. O lo que es igual, vienen menos pensamientos; como que la mente se calma.
Los espacios entre pensamientos serán más grandes. En ese silencio es fácil reconocer el vacío. Momentos de silencio interno. La práctica es solamente observar eso, habitar ahí, permanecer el tiempo que duren los espacios entre pensamientos. Sin más.
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