Lo subconsciente, El inconsciente
Sigmund Freud trajo a la cultura occidental la idea antigua del inconsciente. Utilizó la ahora famosa analogía del iceberg para mostrar que los humanos no somos conscientes de la mayoría de nuestro ser, sólo de una parte pequeña que llamamos “yo” o “ego”.
Una diferencia importante entre el consciente y el inconsciente es que el consciente procesa información de forma lógica y un concepto a la vez y el inconsciente de forma simbólica o muchos conceptos a la vez. Esto dificulta la comunicación entre “consciente” e “inconsciente”.
Por otro lado, la palabra subconsciente es una demarcación y significa “lo que está por debajo del consciente”.
Podemos entonces decir que nuestro inconsciente está subconsciente hasta que lo hacemos consciente.
Regresando al iceberg… la mayor parte está sumergido bajo el agua (está subconsciente) y se vuelve nuestro inconsciente.
Diferencias entre el consciente e inconsciente
En el consciente somos nuestra identidad y la historia personal que aceptamos y nos contamos de nosotros mismos.
En el inconsciente somos nuestra sombra y la historia personal que no aceptamos y negamos de nosotros mismos.
Piensa en la novela de Dr. Jekyll y Mr. Hyde y en la dualidad que todos tenemos y somos. Entre mayor sea la asociación entre nuestro consciente y nuestro inconsciente viviremos una vida más coherente, más plena y rica.
A mayor sea la disociación entre estos dos, tendremos más problemas y una vida más vacía y en sufrimiento. La disociación es una defensa natural y un intento natural y automático de nuestro ser de no sufrir, de no sentir dolor.
Disociamos cuando no sabemos cómo vivir una experiencia; cuando es demasiado potente emocionalmente y nos duele o cuando es ambivalente y nuestra lógica no sabe cómo hacer sentido de lo que está pasando.
El contenido disociado pueden ser memorias, sensaciones, deseos o impulsos y más. Todo eso junto, toda la experiencia completa la separamos sin darnos cuenta y es relegada al inconsciente.
Los humanos tenemos muchísimas experiencias de disociación. No es posible no tenerlas, es normal y parte de la vida.
Ahora, si la vida de alguien es muy difícil, traumática y dolorosa su nivel de disociación será mucho mayor.
En psicología se considera enfermedad mental o patología cuando la disociación es grande y afecta la vida de la persona más de lo normal.
Es importante entender que estas dos partes somos nosotros; son nuestro ser y más que nada, en el mundo buscan unificarse, hacerse una.
El consciente busca propósito, significado o felicidad, que son formas racionales de impulsar al yo a una búsqueda.
El inconsciente busca que el consciente se de cuenta, recuerde todo el material disociado y utiliza símbolos, sueños y sensaciones, pero también nos guía intuitivamente a buscar situaciones y relaciones que nos enfrenten o nos ayuden a encarar nuestro pasado.
Todos los comportamientos que repetimos una y otra vez (que se vuelven patrones de conducta) que nos llevan a tocar dolor, son intentos del inconsciente de unificarse.
Busca en tu vida patrones similares de conducta. Trata de encontrarlos pensando y escribiéndolos. Este ejercicio puede parecer fácil o elemental, pero es súper importante porque es el primer paso.
Te propongo esta semana observar tus áreas tóxicas o neuróticas. Escríbelas y trata de irlas aclarando.
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